sábado, 22 de diciembre de 2018

Templo budista en Huesca

Hace muy poquito (exactamente para el puente de la Constitución) estuvimos en un templo budista sin salir de nuestra comunidad autónoma. Para nada me imaginaria que en Huesca tendríamos uno, hasta que hace un tiempo me lo comento mi madre. Yo me quede asombrada y desde que me lo contó quería verlo, y tanto me gustaba la idea que creo que se lo dije a todo el mundo que conozco. Total, que queríamos hacer una excursión con unos amigos y no sabíamos a donde ir, y una amiga a la que se lo conté me dijo, "¿Oye Alanis, porque nos vamos al templo budista?" y nos fuimos. 


Salimos bien temprano bien tarde y lleguemos al pueblecito donde esta el templo budista, Panillo. Y si, digo pueblecito porque tiene cinco calles que son como una única porque ni siquiera tenían nombre. Allí nos tomemos un refresco en un bar que por cierto, tiene unas vistas increíbles. En nuestro caso, habíamos venido todo el camino con niebla y al llegar arriba, no había nada de niebla y desde las vistas solamente veíamos una gran nube que era muy espectacular. Después comimos (habíamos llevado nuestra propia comida y nos la comimos en unos bancos) y cogimos el coche para ir al templo. El templo esta a unos pocos kilómetros del pueblo. 

Llegamos al parking del templo, llamado por cierto Templo Dag Shang Kagyu, y salimos a ver todo. Lo visitemos sobre las cuatro de la tarde, aunque fue una pena no poder visitar el templo más grande ya que estaba cerrado porque a esa hora entraron a rezar y no salían hasta las seis de la tarde (y obviamente no te dejaban entrar) Algo que nos resulto curioso, fue que todos se descalzaban para entrar y que bebían algo, se frotaban las manos, y luego lo escupían. Como no podíamos ver ese templo, empecemos a ver el resto. 

Para empezar, en la entrada hay un gran arco con pinturas dibujadas en el suelo de todo el camino, y a los lados, una estructura con dibujos y decoraciones, muy colorida y creemos que con mantras. También tenían unos trozos de tela como banderitas colgados.







Al llegar al fin del camino, nos encontramos con el templo grande que no pudimos ver, y una caseta pequeña en la que hay un molino, el molino de la plegaria. Allí ponia que tenias que agarrarlo y dar vueltas con el (cuando dabas una vuelta entera sonaba una campana), y te hacia la misma función que recitar los mantras.

Al lado, había unas escaleras con dos figuras a cada lado (una de ellas un hombre, y la otra una mujer) y al llegar arriba, otro templo. De dentro no tengo fotos, pues no se podían hacer, pero había una estatua que creo que era un Budha, y velas, cojines... Por fuera, había unos farolillos en la pared, que si los hacías girar te limpiaban el karma. 







Alrededor de todo, seguía habiendo estructuras blancas y coloridas.



Seguimos andando, y vemos otro templo, en este solo hay un Budha y velas, y mucha iluminación natural (el otro era más oscuro)

Vamos por un sendero y llegamos a la carretera, la cruzamos y en una piedra vemos una gran figura tumbada, una cara azul y piedras pintadas con mantras. 




Volvemos al principio y visitamos la tienda, con libros, inciensos, ropa, atrapasueños, cuencos tibetanos... Y después de eso, ya nos volvimos a los coches y a casa.

El templo es gratuito, aunque creo que se puede pagar un poco para que la visita sea guiada (nosotros nos enteremos después de estar allí, pero si no creo que lo hubiéramos pagado por que nos explicaran todo bien) Nosotros los vimos todo alrededor de cuarenta minutos más o menos, y fuimos tranquilos. Cerca hay un albergue y un centro de retiro espiritual, se veía desde el templo y también estaba decorado con los mismos motivos y colores que el templo, aunque no fuimos a verlo. 

Quizás para ir con niños muy movidos como es nuestro caso, no sea lo más indicado, ya que todo el mundo esta en silencio y se respira mucha calma, tranquilidad y armonía. A Susana creo que le saturo un poco el tener que estar tranquila, pero seguro que si lo hubiéramos visto cuando hubiese sido más mayor, lo habría disfrutado más. 

Como sensación, mi pareja y yo nos esperábamos un poco más, aunque de todas formas nos gusto mucho. 

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